Los machos se distinguen de las hembras por su plastrón (parte ventral del caparazón) cóncavo en lugar de plano, y por la cola más larga y gruesa.
Para poner los huevos, la hembra excava un agujero. La falta de un suelo blando para excavar el nido puede ocasionar la retención de los huevos, y constituir un riesgo serio para la tortuga.
La incubación artificial de los huevos suele aumentar el número de crías obtenidas. Se puede fabricar una incubadora casera.
Los primeros días de vida, las tortuguitas deben alojarse sobre una superficie limpia. El primer año conviene mantenerlas en un terrario y evitar que hibernen.
Distinguir el macho y la hembra de la tortuga
Las tortugas de tierra del género Testudo son animales bastante resistentes, y si disponen de las condiciones adecuadas se reproducen sin dificultad.
Si deseamos que nuestras tortugas críen conviene no mezclar especies diferentes, pues se hibridan con facilidad.
Para distinguir a los machos de las hembras observaremos el plastrón (parte ventral del caparazón). En los machos suele ser ligeramente cóncavo, mientras que en las hembras es plano. La cola del macho también es más gruesa y larga que la de la hembra, y tiene el orificio de la cloaca más alejado de la base.
Persecución entre tortugas
La madurez sexual no depende tanto de la edad como del tamaño, y pueden alcanzarla entre los 7 y 10 años de edad. Las cópulas tienen lugar principalmente entre abril y junio. Durante este periodo, los machos persiguen insistentemente a las hembras, golpean con su caparazón el de ellas, y les muerden las patas. Pueden dedicarse obstinadamente a esta tarea gran parte del día, y a veces persiguen y tratan de montar a otros machos.
Si ponemos una hembra junto a diversos machos, sin espacio suficiente para que huya o se oculte, estos pueden llegar a dañarla seriamente con sus mordiscos.
Durante la monta, el macho se sitúa encima de la hembra, apoyándose en el suelo con las patas de atrás, y emite unos gemidos agudos y fuertes que sorprenden a los que no está familiarizado con sus costumbres.
Esperma para tres años
La hembra puede almacenar el esperma del macho en su interior, y usarlo para fertilizar los huevos que va poniendo, hasta tres años después. Este curioso fenómeno se conoce con el nombre de Amphigonia retardata.
Para poner los huevos, la hembra excava con las patas de atrás un agujero de 10 o 12 cm de hondo en el que luego los entierra. Con frecuencia excava varios nidos antes de decidirse a usar uno de ellos.
La puesta de huevos de la tortuga
La falta de un suelo lo bastante blando para excavar el nido puede ocasionar la retención de los huevos, y constituir un riesgo serio para la vida de la tortuga. La mayoría de puestas tienen lugar antes de junio, y contienen de 2 a 12 huevos. La tortuga de Asia Central (Testudo horsfieldi) puede efectuar 3 o 4 puestas anuales de 3 a 5 huevos.
Algunas hembras pueden hibernar con parte de la puesta todavía en su interior, y completarla al despertar de la hibernación, aunque esto no es lo normal.
Los huevos de las tortugas
Los huevos son más calcificados y duros que los de otros reptiles; casi como los de un ave. Tienen forma ovalada, con un diámetro de 2.1 a 3.5 cm en su eje corto y de 2.8 a 4.2 en el largo, dependiendo del tamaño de la tortuga y de la especie. Los de tortuga mora (Testudo graeca) suelen ser un poquito mayores que los de tortuga mediterránea (Testudo hermanni).
La incubación natural, allí donde la tortuga ha decidido enterrar los huevos, fracasa en muchas ocasiones. Probablemente la tortuga no ha podido escoger el lugar idóneo como habría hecho en la naturaleza.
La eclosión natural de los huevos se produce en general entre agosto y octubre. Algunas puestas, como las de T.horsfierldi en zonas nórdicas, pueden hibernar y eclosionar a la primavera siguiente.
Incubación artificial para las tortugas
Se suele conseguir un mayor número de crías si las puestas se incuban artificialmente.
Se puede fabricar una incubadora casera con un contenedor de plástico, en el suelo del cual se pone vermiculita y agua, sin llegar a cubrirla completamente.
La temperatura debe mantenerse a 28-32 ºC con un termostato. Son ideales para ello las resistencias de acuario, aunque se pueden emplear esterillas u otros medios de calefacción para terrarios.
La humedad conviene que sea elevada, cercana al 60%, y el contenedor debe estar tapado pero disponer de orificios de ventilación. Los huevos se depositan sobre la vermiculita, de modo que asome la mitad del huevo, y opcionalmente se pueden cubrir con una capa de musgo húmedo. Conviene poner el huevo en la incubadora en la posición exacta en que estaba enterrado (una pequeña marca hecha con un lápiz nos ayudará a no variarla).
El nacimiento de las tortuguitas
Tras dos meses y algunos días empiezan a emerger las tortuguitas. La duración de la incubación es variable, siendo en general más corta a mayor temperatura.
Para romper la cáscara del huevo las crías disponen de una protuberancia dura y afilada sobre la nariz, llamada diamante, que les cae a las pocas horas de nacer. El proceso de salir del huevo puede durar entre 24 y 48 horas. Si no se alarga más, es preferible no intervenir.
La mayoría de los huevos eclosionan a lo largo de 2 o 3 días, aunque a veces parte de la puesta puede retrasarse más de una semana respecto al resto. Los primeros días de vida deben alojarse sobre una superficie escrupulosamente limpia para que no se infecte la cicatriz umbilical.
Alguna tortuguita recién nacida puede tener parte del saco vitelino colgando. En ese caso desinfectaremos la zona umbilical con antiséptico, y vigilaremos que no se enganche con nada ni se ensucie mientras se reabsorbe.
Durante los primeros días de vida las tortuguitas pueden no comer nada, porque todavía están reabsorbiendo el vitelo del huevo que tienen en su interior.
Las tortugas bebes
El primer año conviene alojar las crías en un terrario en lugar de al aire libre, para poder controlar adecuadamente la temperatura y la alimentación. La mortalidad disminuye también si el primer año no se les permite hibernar.
Conviene recordar que la T.hermanni y la T.graeca son especies autóctonas de la Península Ibérica, protegidas por la ley. Su captura y compraventa están prohibidas. En cambio, se pueden adquirir legalmente ejemplares de Testudo horsfieldi en los comercios.
Adquirir tortugas de forma ilegal puede contribuir directa o indirectamente a la extinción de algunas especies.