Nematodos gastrointestinales zoonóticos de las mascotas

Nematodos

Los nematodos son vermes invertebrados con cuerpo cilíndrico cubierto por una cutícula lisa, blanquecina o amarillenta, poseen seudoceloma, aparato digestivo, locomotor, nervioso, excretor y reproductivo (Mosquera, 2014).

Los principales parásitos gastrointestinales de caninos (nematodos, cestodos y protozoarios) con potencial zoonótico.

Parásito PatogénesisPotencial zoonótico 
Nemátodos Toxocara sp.   ***+++  Larva migrans ocular y visceral 
Ancylostoma sp. ***+/+++Larva     migran     cutánea     y eosinofílicaenteritis
Uncinaria stenocephala *+Larva migrans cutánea 
Strongyloides stercoralis. *++Estrongiloidiasis 
Céstodos Echinococcus spp   *+++  Hidatidosis,     equinococosis equinococosis alveolarquística,
Taenia spp *+++Coenurosis (raro) 
Dipylidium caninum *+Dipilidiasis 
Spirometra mansonoides *++Esparganosis (indirecta) 
Protozoario Giardia sp.   *++  Giardiasis 
 Cryptosporidium spp.            **++                       Criptosporidiosis  
Potencial patogénico de parásitos en perros (*) o humanos (+) clasificado como bajo, medio o alto.Tomado de: Robertson & Thompson (2002

Entre este grupo tenemos las ascárides de la familia Ascarididae de los generos Toxocara y Toxascarisson nematodos cuyo cuerpo es relativamente largo y que en sus etapas adultas evolucionan en el intestino delgado del huésped final (Schantz & Glickman,1983).

Estos son de importancia epizoótica significativa entre los mamíferos depredadores de las familias Canidae y Felidae, estos nematodos presentan similitud en su morfología, huésped definitivo, mediciones de los huevos y los gusanos adultos, aunque hoy en día con ayuda de las técnicas moleculares se da la identificación de cada uno de estos nematodos (Okulewicz, Perec-Matysiak, Buńkowska & Hildebrand, 2012).

Existen tres especies que infectan a perros o gatos: T. canis, T. cati, y Toxascaris leonina (Schantz & Glickman, 1983). En el ciclo de vida de estos nematodos, el roedor tiene una participación significativa, por ejemplo, en el caso de Toxocara spp.

El roedor desempeña el papel de huésped paraténico, pero es un huésped intermedio opcional para T. leonina y pueden presentarse al mismo tiempo tanto T. canis como T. leonina en los cánidos domésticos y salvajes, así como T. cati y T. leonina en felinos (Okulewicz et al., 2012).

Toxocara canis

Se trata de un gusano redondo intestinal de distribución mundial en caninos, lobos, zorros y coyotes, siendo el perro doméstico el hospedador final primordial para el parásito, los gusanos adultos viven en el intestino delgado y colocan los huevos en el medio ambiente a través de las heces del huésped (Wolfe & Wright, 2003). Este es un gusano redondo que habita el intestino de la mayoría de los cachorros recién nacidos y algunos perros adultos (Dubna et al., 2007). 

Ciclo evolutivo de Toxocara canis Tomado de: Centers for Disease Control and Prevention, CDC (2013)

Los huevos son esféricos con una superficie irregular poseen una cubierta gruesa y rugosa formada por una capa proteica, miden de 75-90 μm, son de color café oscuro o marrón, no segmentados y generalmente ocupa toda la cápsula (Mosquera, 2014).

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El ciclo de vida de este parasitoes más complejo que el de otros nematodos, tal como se muestra en la figura 1,  donde inicia cuando las hembras adultas oviponen hasta 200.000 huevos/día en el lumen del intestino delgado del perro o del  gato y luego son excretados  en las heces al ambiente (Breña et al., 2011) , por lo que sólo un hospedero común con una carga de varios cientos de gusanos puede contaminar el ambiente diariamente con millones de huevos, donde estos pueden mantenerse viables durante muchos meses e incluso varios años.

Los huevos embrionados se convierten en infecciosos en el medio ambiente, la duración del desarrollo larval hasta su etapa infectante varía de acuerdo con la temperatura que va entre 15 a 35 grados centígrados y humedad relativa de 90%, donde la mayoría de los huevos de T. canis en un periodo de 2 a 5 semanas forman en su interior una larva infectante (Abril & Penagos, 2014). 

Según la edad del perro infectado, las larvas pueden seguir dos vías diferentes (Breña et al.,

Si el perro es mayor de 5 semanas, las larvas ingeridas se mantienen en hipobiosis en diversos tejidos sistémicos como el parénquima hepático, tejido muscular, riñones, entre otros, sin alcanzar las vías aéreas ni el intestino. Durante la preñez de la perra, el estímulo hormonal induce la reactivación de las larvas hipobióticas en el último tercio, y reasumen su migración; produciendo una infección transplacentaría y transmamaria; la cual es sumamente importante para la transmisión del parásito, porque casi todos los cachorros de madres infectadas nacen infectados llegando a ser una fuente importante de contaminación de los huevos del medio ambiente (Okulewicz et al., 2012). 

Este parasito también puede transmitirse a través de la ingestión de huevos por medio de otros huéspedes paraténicos como pequeños mamíferos (por ejemplo, conejos) donde eclosionan y las larvas penetran en la pared del intestino y migran hacia diversos tejidos donde se enquistan.

El ciclo de vida se completa cuando los perros comen estos hospederos y las larvas se convierten en gusanos adultos que ponen huevos en el intestino delgado. Los seres humanos son huéspedes accidentales que se infectan por la ingestión de huevos infectantes en suelos contaminados («Centers for Disease Control and Prevention, CDC «, 2013) otras fuentes de infección humana como la ingestión parcial o total de huéspedes paraténicos como hígados crudos de animales domésticos (gallinas, patos, vacas y cerdos, conejos) así como lombrices de tierra.

Las verduras crudas también han sido reportadas como probable fuente de infección, en particular las de granjas que utilizan excrementos de animales o de humanos como fertilizante (Lee, Schantz, Kazacos, Montgomery & Bowman, 2010), después de la ingestión, los huevos eclosionan y las larvas penetran en la pared intestinal y son transportados por la circulación a una amplia variedad de tejidos (hígado, corazón, pulmones, el cerebro, los músculos, los ojos).

Mientras que la larva no sufre ningún desarrollo adicional en estos sitios, que pueden causar reacciones locales graves que son la base de la toxocariasis. Las dos principales presentaciones clínicas de la toxocariasis son larva migrans visceral y larva migrans ocular. El diagnóstico suele realizarse mediante serología o el hallazgo de larvas en biopsia o muestras de autopsia («Centers for Disease Control and Prevention, CDC «, 2013).

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La sintomatología se presenta principalmente en cachorros y animales jóvenes, caracterizándose   por desarrollar tos con descargas nasales que pueden ser mortales o desaparecen después de tercera semana. Cuando la infección es masiva prenatal hay gusanos en el intestino y estómago, alterando la digestión y provocando trastornos como vómitos acompañados de gusanos, otras veces hay diarreas de tipo mucoide con deshidratación, el abdomen se encuentra distendido y presenta dolor a la palpación abdominal. La fase crónica en cachorros y perros de más edad es un progresivo cuadro de desnutrición a pesar de tener buena alimentación.

Puede presentarse diarrea intermitente. Otras veces pueden presentarse manifestaciones nerviosas consistentes en convulsiones de duración limitada (Rodriguez et al., 2006). Diferentes autores alrededor del mundo han documentado estudios de prevalencia de T. canis en perros a través de exámenes coproparasitoscópicos, obteniendo frecuencias de positividad muy variables.

En Latinoamérica, en un estudio realizado en Chile se encontró que 18,2% de las muestras resultaron positivas a los huevos de T. canis (Salinas, Matamala & Schenone, 2001), en otro estudio en Perú de 162 perros estudiados el 19,75% se encontraron con parásitos de T. canis (Trillo, Carrasco & Cabrera, 2003), y en Colombia se ha reportado tasas entre 2,5% a 52,6% de positividad a T. canis en muestras fecales de caninos de diferentes lugares del país (Mosquera, 2014).

Toxocara cati

Es un helminto gastrointestinal que parasita al gato, en su morfología los machos adultos miden de 3 a 6 cms de longitud y las hembras de 4 a 7 cms de longitud, los gusanos se han identificado a nivel de especie sobre la base de las características con alas en forma de flecha. Los huevos miden aproximadamente 75 x 70 μm (Fisher, 2003; Delgado & Rodríguez, 2009).

Cuando se presenta la ingesta de huevos larvados de T. cati se produce la eclosión en el intestino, las larvas atraviesan la pared y por medio de la circulación sanguínea llegan al hígado, corazón y pulmón. Las larvas que son expectoradas y deglutidas desarrollan en el intestino delgado los estadios adultos del parásito. Algunas larvas, continúan migrando por el organismo y se enquistan en los tejidos del gato, permaneciendo en estado infectivo (Cardillo, Rosa & Sommerfelt, 2008).

La principal fuente de infección por T. cati son los huevos que pasan al medio ambiente por los gatos infectados. Sin embargo, debido a que los huevos son resistentes a la degradación, el medio ambiente forma un reservorio de infección. El desarrollo larval ocurre dentro del huevo y no es inmediato, tomando 3-4 semanas a temperatura ambiente.

La infección humana puede ocurrir como resultado de la ingestión de huevos embrionados del medio ambiente, aunque no se puede excluir la posibilidad de ingestión de larvas en huéspedes paraténicos pequeños, como escarabajos o en carne poco cocida. 

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Puede presentarse diversas situaciones de infección hacia las personas en especial los niños, que son diagnosticados con toxocariosis a menudo tienen un historial de comer tierra, y dependiendo de su discriminación, esto podría implicar la ingestión de pequeños invertebrados. Además, en los gatos, el desarrollo ocurre sin migración lejos del intestino cuando se comen las larvas dentro de los huéspedes paraténicos.

Después del diagnóstico de infección en humanos, se ha podido establecer una asociación presunta con la propiedad del gato y, en ocasiones, los investigadores han encontrado huevos infectados en el entorno doméstico. Sin embargo, se reconoce que el medio ambiente más allá del hogar también puede ser una fuente rica de huevos infecciosos (Fisher, 2003).

Se han encontrado altos niveles de contaminación con huevos de Toxocara spp. En parques y otros lugares públicos. Los areneros o arenas pueden estar particularmente contaminados con huevos de T. cati, tal vez porque los gatos seleccionan arena como un sustrato ideal y disponible en el entorno urbano para que los gatos entierren sus heces (Fisher, 2003).

En un estudio realizado en Colombia en el departamento del Quindío por Echeverry, Giraldo & Castaño (2012), determino la prevalencia de helmintos intestinales, donde T. cati fue el parásito más prevalente según las dos técnicas utilizadas, Ritchie (37,19 %) y KatoKatz (42,97 %). En otro estudio en el departamento del Quindío, se reportó prevalencia de este parásito del T. cati, 1,6 % (Giraldo et al., 2003).

Toxascaris leonina

Es un nematodo que vive en el intestino delgado de los cánidos y felinos con una distribución mundial (Sheng et al., 2012).

Su ciclo evolutivo (Figura 2) inicia cuando los gusanos redondos adultos liberan los huevos en el intestino delgado del perro aproximadamente de 8 a 10 semanas después de la infección, los huevos salen con las heces y se desarrollan en el medio ambiente y se vuelven infectivos aproximadamente 1 semana después, estos huevos infecciosos pueden ser ingeridos por su mascota directamente del medio ambiente o son ingeridos por roedores como ratones o ratas, la segunda larva eclosiona en el intestino pasa a varios órganos tales como hígado, pulmón y músculos de la cabeza y cuello, así como tejido retroperitoneal y perirrectal donde se encapsulan. La tercera larva está determinada por la ingestión de los hospederos paraténicos por parte del perro y gato produciendo la infección, donde se libera en el intestino y se presenta la migración y desarrollo en la pared intestinal, luego su madurez en el lumen (Quiroz, 1990; Sheng et al., 2012).

Ciclo biológico de Toxascaris leonina

Los síntomas de infección de T. leonina causan comúnmente diarrea en animales jóvenes y también puede causar vómitos. Las larvas de T. leonina no migran a través de los pulmones, sino que todo el ciclo de desarrollo ocurre en el intestino. (Sheng et al., 2012)

T. leonina se ha pasado por alto en investigaciones científica y no es considerado importante como T. canis, debido a que no está ampliamente implicado como agente zoonótico y no causa enfermedad grave en perros (Fisher, Murphy & Siedek, 2002).

En el Centro de Veterinaria y Zootecnia de la Universidad CES, se estudió la prevalencia de parásitos intestinales en caninos, donde el porcentaje reportado de Toxascaris spp fue del 0,53 % (Caraballo, Jaramillo & Loaiza, 2007).

En otro estudio realizado por González & Giraldo (2015) en Coyaima (Tolima) se estudió la prevalencia de parásitos gastrointestinales en la zona urbana donde se evidencio un resultado de 2,9% para T. leonina.